UNA
BIOGRAFÍA LECTORA
Javier y yo nos conocimos hace
aproximadamente veinticinco años. Desde el primer encuentro surgió entre
nosotros una relación especial de amistad y literatura. Desde entonces hasta
hoy hemos intercambiando confidencias y reflexiones, compartido espacio en
antologías, revistas y blogs y seguimos participando en numerosos empeños
culturales; así que puedo decir con conocimiento de causa que me extraña mucho
que Javier haya tardado tanto en publicar ese primer libro que sus amigos esperábamos
desde hace tiempo, por ello este acontecimiento gozoso que celebramos aquí, en
nuestra querida librería Códex, es también un acto de justicia. Enhorabuena,
Javier. Ya tocaba.
Javier
Puig se ha decidido por una recopilación de cuarenta artículos referidos a la
literatura, agrupados bajo un título hermoso y muy adecuado: Los libros que me habitan, en edición de
la madrileña editorial Celesta que dirige Rafael González Serrano; editorial
asentada que no teme apostar por escritores de calidad que publican por primera
vez. Javier es un escritor polifacético y cultivado que escribe y vive con la
honestidad como brújula. Su opera prima podría haber sido un libro de cuentos,
una recopilación de entradas del diario que escribe desde hace años, un
poemario o una recopilación de reseñas de cine (Javier es un cinéfilo
impenitente), pero ha optado por una selección de textos sobre los libros “que
le han motivado a escribir”, como el mismo autor subraya en el prólogo. Algo
así como un canon literario inevitablemente incompleto, ya que se ha quedado
fuera mucho material por falta de espacio. Estos artículos han ido apareciendo
durante los últimos seis años en publicaciones digitales como La Galla Ciencia,
Mundiario o Frutos del tiempo y, según confiesa el mismo autor, son lecturas
“que me han producido un sentir cercano a la devoción”.
Cuando
terminé de leer Los libros que me habitan
me vino a la mente la frase de François Mauriac que Federico García Lorca
utilizara como título para una de sus conferencias: Dime lo que lees y te diré quién eres. También recordé el
neologismo “biografema” inventado por el semiólogo Roland Barthes, quien
sostenía que se puede rastrear la biografía de un autor a través de sus propios
libros, pues este siempre deja en su escritura una serie de destellos
biográficos que conforman algo así como “una historia pulverizada”. Digo esto
porque Javier traza un autorretrato involuntario en este libro, no solo a
través de los autores y libros escogidos, también por los pequeños retazos
autobiográficos insertados en los textos a modo de cuña evocadora (hay
recuerdos e incluso confesiones), así como por las breves opiniones y
partículas críticas que contienen indicios de la visión estética del autor y de
su concepción de la vida. Es por eso que no podemos leer estos textos como
meras reseñas literarias, pues no lo son. La reseña literaria surgió con el
auge del periodismo cultural y de alguna manera siempre ha estado vinculada a
la industria del libro. Javier se desvincula por completo de la ortodoxia
exigida a una reseña, pues omite en la mayoría de los textos, datos que le
parecen accesorios, irrelevantes o poco sustanciales para lo que él quiere transmitir,
como son el nombre de la editorial y del traductor (si el libro no está escrito
en español), la fecha de edición, etc. Tampoco se pueden considerar ensayos
pues no son muy extensos y carecen de referencias bibliográficas y del
idiolecto especializado propio de este género literario. Me atrevo a afirmar
que estos comentarios (así los llama el propio autor) pertenecen a un género
mestizo, ya que surgen del acoplamiento del artículo o reseña literarias, la
entrada de diario (muchos de los textos tienen su germen e incluso su
desarrollo en las páginas del diario del autor) y el ensayo breve.