Pepe Jesús Sánchez en el Cercle Artistic San Lluc
El poeta inglés Samuel Taylor Coleridge escribió:”Si un hombre atravesara el Paraíso en un sueño y le dieran una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor en su mano…¿entonces qué?” dando origen así a la idea de que una gran parte de la creación literaria es obra no de lo que llamamos autor (el autor Tal en minúscula) sino del Espíritu Dios, la Computadora Universal o como quieran Uds. llamarle. Posteriormente, muchos grandes poetas, han sostenido también la idea del único Autor (con mayúscula). Si bien no es un hecho que se produzca con asiduidad en la práctica, ese sentimiento de que alguien nos dicta, como en trance, un texto, no es extraño a quien frecuenta o haya frecuentado la escritura.
Pepe Jesús Sánchez Marín en Paseantes hoy pareciera haber atravesado la floresta del sueño trayendo como prueba este poemario en el que la extrañeza de la poesía se ha consumado en la plenitud de la parca a la vez que elocuente sencillez de la naturaleza. Él no pertenece a ninguna generación, ni tampoco a una determinada escuela ni a tradición alguna. Es, como la gran mayoría de los escritores de verdad, de sí mismo.
Que luego de haber visitado de la mano del poeta estos paisajes, estas atmósferas diáfanas o sombrías, estos inventarios arrobados, algún lector especializado haya querido entrever supuesta relación con las Baladas Líricas de Worsdworth podría tal vez calificarse como acertado como podría serlo, también, el evocar a Francis Ponge en su toma de partido por los objetos cotidianos, por las cosas en su rara exactitud de cosas o por los simplísimos componentes del paisaje de su singular itinerario poético. Pero tales alusiones y evocaciones supuestas tan son tan sólo palabras.
Creo, con Borges, que la materia con que se hace la poesía, el lenguaje mismo, es una creación estética. Creo también, con este nuevo poeta, en que la belleza está acechándonos por todas partes, tanto en lo creado como naturaleza como en las efusiones del espíritu que las contempla.
Pero tal vez, las distintas interpretaciones que ha suscitado la lectura de Paseantes hoy no sean más que palabras sobre palabras, creaciones sobre una creación. Una incitación, en fin, a la lectura de primera mano. Puesto que, como dijera el poeta Angelus Silesius allá por el siglo XVII:”La rosa sin porqué, florece porque florece”.
Edgardo Oviedo Licardi
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